martes, septiembre 13, 2005

¿Posesión diabólica o trastorno mental?

Recientemente hemos tenido noticia de un caso de automutilación supuestamente acontecido en el colegio Vargas Calvo. Según la noticia, de dudosa procedencia, una joven entró en los servicios y se practicó diversas incisiones en las piernas mientras gritaba.

La respuesta mediática ha sido sorprendentemente inmediata y la atención que ha tenido este caso resulta incluso desmedida. Los sectores conservadores de nuestra sociedad se han sobresaltado clamando al cielo en busca de una respuesta para este caso, que catalogan como otro caso de posesión diabólica en nuestro país. Dicha afirmación, por inverosímil que parezca, no carece de antecedentes frente a otros caso de similares características ocurridos en diferentes provincias de Costa Rica y que la gente asocia de manera inexplicable con prácticas de espiritismo, sesiones de ouija o música heavy metal.

Además, históricamente podemos encontrar antecedentes en la herencia judeocristiana de nuestro país (donde se narran historias protagonizadas por “poseídos”). No es de extrañar, en los tiempos de la Inquisición muchos fueron condenados a muerte acusados de posesión diabólica o brujería. En el presente, las autoridades eclesiásticas han revisado muchos de estos casos y han admitido públicamente que estas ejecuciones fueron injustas al tratarse en realidad de personas atormentadas por males tales como la esquizofrenia o la paranoia persecutoria.


No hay "mano demoníaca" detrás de este tipo de acontecimientos

La automutilación es la práctica puntual o habitual de realizarse cortes a uno mismo. Está tipificada como un trastorno de la conducta, normalmente asociada con depresiones, sensaciones de culpabilidad extrema o situaciones de estrés (mobbing, acoso psicológico, etcétera). Existen centros de atención centrados en los problemas de trastornos de conducta en adolescentes, como la anorexia, la bulimia, la depresión por mobbing, y los casos de automutilación. Por norma, estos tratamientos se basan en buscar la causa del trastorno en cuestión y hablar con el paciente y su familia con el fin de encontrar una solución a través de la terapia más adecuada.

Desde nuestra Redacción queremos manifestar nuestra honesta solidaridad para con las víctimas de estos trastornos de la conducta, tanto a los aquejados directos como a familiares. Con la misma honestidad, queremos manifestar nuestra repulsa y condena para todos aquellos malintencionados que discriminan a estas personas acusándolas de brujería y/o satanismo y las utilizan con fines personales. En una sociedad compleja como la actual el oscurantismo no tiene cabida y no aporta una solución.

¿Dónde está el rabino 7 y 1/2?

El papel de los noticieros televisivos fue fundamental para poner al descubierto a Ileana Zambrana Pineda, la estafadora que, bajo el nombre del rabino Elohim Gebor, ofrecía curar cualquier enfermedad con sólo imponer sus manos (servicio que daba a cambio de altas sumas de dinero). Sin embargo, ahora que esta noticia dejó de atraer al público, los medios informativos se olvidaron del asunto y la ladrona de Zambrana no sólo quedó impune, sino que también se desconoce su paradero aunque algunas fuentes poco fiables han informado que vivía al este de San José. Aunque para la mayoría del público la existencia de esta estafadora era desconocida, Zambrana ya había protagonizado en otros años un par de escándalos de los que sacó claros beneficios.

A finales de 1984 denunció ante la Procuraduría de Derechos Humanos una red de espionaje nicaragüense que operaba en nuestro país, la cual tenía al menos 900 miembros sólo en San José. Seguro que Zambrana confundió a las viejas chismosas de la capital con espías, porque la existencia de esta organización nunca fue comprobada. Aún así se le otorgó la residencia provisional en Costa Rica como “medida de protección”.

Casi tres años después, Zambrana adoptó la identidad de una consejera espiritual con poderes curativos y psíquicos llamada Ilya Williams de Elizabeth para renovar su residencia. Además de los beneficios económicos que sacó con su nuevo “empleo”, este otro período para habitar en nuestro país le permitió en 1990 aprovecharse de la ciudadanía costarricense por naturalización para dejar atrás su origen nicaragüense.

Fue hasta el año pasado que Zambrana salió de nuestro país para crear su artimaña más grande, por la cual la conocemos ahora. Se presentó en Panamá como el rabino Elohim Gebor y se autoproclamó “Dios Todopoderoso”. Se unió a una tal Fundación Visión de Vivir que recibe donaciones para ayudar a niños y jóvenes necesitados (y no es de extrañar que hasta ahora no se haya oído hablar de un solo menor al que esta asociación haya auxiliado). Además, Zambrana creó su propio sitio web sobre Elohim Gebor para promocionar su carácter divino y sus poderes curativos, así como para (¡Oh, por qué no nos sorprende!) poner a disposición del público el número de una cuenta bancaria para recibir donaciones.

No me quiero imaginar cuántos panameños se dejaron engañar por la patraña de que Elohim Gebor era un dios, mucho menos pensar en cuántos millones donaron con la convicción de que estaban ayudando a la deidad; pero lo cierto es que fue una cantidad tan grande de dinero como para que a Zambrana se le ocurriera expandir su estafa a Costa Rica. De todas formas no sería la primera vez en que engañaba a nuestro pueblo.

El resto de la historia ya es conocida públicamente. Después de que la verdadera identidad del rabino Gebor fue descubierta, nadie se preocupó por llevar ante la justicia a Zambrana. Los periodistas se conformaron con la fama que el seguimiento de este caso les dio, y no presentaron una demanda contra esta estafadora, aún teniendo todas las pruebas para inculparla. Zambrana aprovechó el tiempo que esta imperdonable negligencia le dio para vaciar su cuenta bancaria y borrar su rastro de la tierra.

Ahora que nos preguntamos dónde se encuentra quien en su momento fue el rabino Elohim Gebor, cabe hacer la apreciación de que aún hay en nuestro país muchos estafadores que toman cargos religiosos para hacer de sus fechorías. Sólo esperemos que cuando sean descubiertos no se les dé ocasión de escapar.

C. Memeses

Realidad sobre Ficción

“La realidad es lo que hacemos de ella.”

La percepción que la sociedad tiene de la realidad se ha visto durante mucho tiempo manipulada por aquellos que ejercen algún tipo de poder sobre el colectivo. Tanto políticos deshonestos como líderes religiosos ambiciosos han aprovechado la credibilidad que les dan sus cargos para controlar a su antojo a las personas. Mientras que los primeros se valen de apariencias y falsas promesas para ser elegidos como gobernantes, los segundos aprovechan historias fantasiosas que recuerdan a una compilación de películas de terror (¡Cómo si con tres de Scary Movie no hubiéramos tenido suficiente!) para manejar a sus seguidores.

Por ahora dejemos de lado a los políticos mentirosos, de los cuales ya se ha hablado suficiente en meses pasados, y vamos a concentrarnos en cómo funcionan estas ficciones creadas por los señores de religión.

Estas personas siguen una estructura común cuando cuentan este tipo de historias. Podemos comprobarlo con un poco de observación:

· Primero sitúan el lugar en donde supuestamente ocurrió un hecho y nombran a la persona a la cual le aconteció (puede ser desde el anónimo “amigo de un amigo” hasta familiares del narrador, lo que necesitan es que sea alguien común y corriente y que por supuesto no esté para confirmar o desmentir).

· A continuación, narran cómo el protagonista experimenta algún contacto, intencional o involuntario, con un elemento sobrenatural. Por lo general se implica la magia (y no hablamos de espectáculos ilusionistas montados con una baraja y un par de dados).

· Después, describen las consecuencias negativas que esto tiene en el personaje, en las cuales toman parte demonios poseedores y fantasmas que no respetan la propiedad ajena. ¡Boo!

· Para concluir la anécdota, explican la solución que el personaje da a su problema. Al contrario de lo que parecería lógico, el protagonista no va a ver a ningún médico para examinarse por sus alucinaciones, sino que prosigue con el hilo de la ficción y hace de nuevo uso de lo “mágico”: los métodos defensivos que su religión le ofrece.

Y aquí, con advertencias y amenazas acaba lo que parece más una leyenda de la Edad Media (cuando quemaban gente por cualquier tontería que los identificara como brujos, como no cortarse las uñas o tener de mascota a un gato negro). Todo esto estaría bien y no sería más que “un cuento gracioso” de no ser porque... ¡nos los cuentan para que nos asustemos y nos los creamos!

Tengamos claro que los seres humanos tememos ante lo desconocido. Y un individuo asustado es muy fácil de manipular, eso los señores de religión lo saben. En este conocimiento es que han encontrado la clave para satisfacer su ambición: Poder. Y en el mundo capitalista, el poder lo da el dinero. Por eso, nuestros santones nos cobran por la receta mágica (véase diezmos, ofrendas y tributos a cambio de una “salvación”). Y esto los lleva a inventarse historias que nos obliguen a dar dinero. Es un círculo vicioso. No digo nada nuevo al decir que “la iglesia invento el marketing”.

Ahora hablemos de monopolio. Los señores de la religión no quieren competencia. No quieren que la gente dé dinero a otros religiosos de otra religión. Quieren exclusividad y toda la atención posible. Para conseguir esto, recurren a otro método de manipulación. También incluye una narración intimidante, sólo que en esta ocasión las acciones que causan consecuencias sobrenaturales indeseadas son las actividades favoritas de las víctimas, principalmente pasatiempos como los juegos de video, de mesa y de cartas, la lectura, ver televisión o escuchar música. El oyente se cree que su hábito inofensivo es potencialmente peligroso, sin ni siquiera preocuparse por comprobar que la historia sea verdadera, y busca desligarse completamente de este, pues ahora le teme.

No sé los demás, pero yo me he cansado de ver a líderes religiosos cargar contra “lo que esté de moda”. Si Harry Potter está de moda, es satánico. Si la canción del Aserejé está de moda, es satánica. Si el grupo Queen está de moda, es satánico. Si los Beatles están de moda son satánicos. Si Pikachu... Da igual que sean las Tortugas Ninja, los Caballeros del Zodíaco o cualquier TONTERÍA (sí, en mayúsculas), si está de moda, para los señores de la religión, será conveniente que esto sea tachado de satánico. Así, niños y adolescentes, que son un sector permeable, dejarán de perder tiempo con su pasatiempo. Y el tiempo es dinero, y esto los señores de la religión también lo saben. Mirémoslo como una inversión a largo plazo.

Ya sea de una manera u otra, con unos cuentos u otros, al final se salen con la suya en la mayoría de los casos. Y es que el ser humano, aparte de asustadizo, también es el único que tropieza dos veces en el mismo sitio... y que no aprende de sus errores.

Ahora, honestamente, ¿podrían ser ciertas las historias que los líderes religiosos nos cuentan? ¿O son su herramienta para manipular vilmente a la gente, como afirmo en este artículo? Está claro que ellos no dan una explicación lógica para los elementos sobrenaturales en los que se basan estos relatos. Por otra parte aportan unas pruebas tan poco concretas que resulta imposible comprobar la veracidad de sus historias. Esto debería ser suficiente para demostrar cuáles son las respuesta. No seamos ingenuos, este mundo está lleno de personas sedientas de poder para quienes el fin justifica los medios. Y si hay que inventar diablos donde no los hay, estos señores se los inventan. Lo peor es pensar que hay mentirosos que cuentan la historia, y otros pobres que se convierten en mentirosos por repetirla, no sabiendo que es mentira. La bola de nieve se agranda y los únicos que se benefician siempre son los mismos.

No olvidemos que no por mucho repetir una mentira va a volverse verdad.

Kaltes Herz